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TOCLLA

La tonta la loma
Publicado de en Loma tras loma · 31 Agosto 2015
(Subido el 1 de julio de 2011)

Toda una vida.

Hemos subido y bajado el Tocllaraju. Nosotr@s hemos subido y bajado el Tocllaraju. Dos senderistas rasas y un micromachine. En los momentos críticos Dani es más peruano que nunca: ni le entiendo nada ni le escucho nada, porque habla en susurros.

Anocheció nublado. Comenzó a nevar. Toñi me preguntó ¿Qué hora será? No nos queda batería. Parecía repetirse la historia de hace 3 años, una nevada que nos impedriría intentar la cumbre.

A las 23.30 sonó el despertador. Camiseta y primalof: cielo estrellado. Ya boqueaba dentro del saco pero al vestirme y después de desayunar creí que no debía intentar la cumbre, llegué hasta Dani y Toñi con un golpe de calor y el suelo que casi desaparece bajo mis pies. Les dije que subiría la cuesta para testar si respondía y si no, me bajaba. No dije nada del casi desmayo, sólo que no debía salir si me sentía tan mal. Toñi me dijo que de eso nada, que me había levantado muy deprisa y que me mejoraría. Yo, que tengo un cuerpo tan estable, no la creí pero…era la única oportunidad y empezaba con el cielo estrellado y cero viento. La cumbre quedaba muy lejos.

Dani se puso muy serio y empezó una marcha trememndamente lenta que me costaba toda mi energía.

Tres puntos de luz bajo una noche estrellada sobre una arista de nieve. A veces volvía la calor y me daba miedo llegar a caerme ¡Estaba deshidratada! más tarde entendí que habíamos estado bebiendo agua de fundir nieve. Dejé de sentir los golpes de calor.
Foto: Toñi Ramírez

Foto: Toñi Ramírez

Llegamos a zona de avalanchas. Se ha derrumbado una de las bolas de helado de la cumbre y ha arrastado la nieve de la pared que este años está bastante menos amigable. Es una montaña distinta que hace 3 años, un poco menos «estética», un poco más salvaje. Dani nos dijo que descansáramos porque había que cruzar lo más rápido posible pero…no podía más que eso ¿Y si no respondía? Me concentré en volver a contar de 1 a 100 y de 100 a 1 y de 1 a 100. Pasaba sobre las bolas de nieve, de 100 a 1 y de 1 a 100. Habíamos oido una avalancha gordita, en el Ranrapalca probablemente.

Empecé a desdoblarme, a observar mi cuerpo casi con indiferencia: el frío, la sed, la respiración.

Tres estrellas artificiales cruzando un glaciar.

Sólo el frío quemándome la cara y la nariz me hacían ser cuerpo.

En la bajada me di cuenta, al cruzar la zona de avalanchas se había suspendido el tiempo.

Cruzamos lugares alegrándonos de que la noche nos impidiera ver bien dónde estábamos.

Mi primera sección de escalada en hielo es un tanto confusa…Mi frontal es muy ligero pero tiene un par de inconvenientes. Uno es que la gomilla me aprieta los sesos, cosa que en altura no es que ayude mucho. Otro es que la gomilla no se puede fijar al casco. Para colmo de aciertos me había puesto bajo el casco un gorro muy calentito, con visera que había remetido para ver bien pero que con el movimiento se salió. Resultado por capas: visera, frontal, casco y sesos apretados ¡Puñeta, no veo un carajo!! Menos mal que la nieve es blanca. De vez en cuando me las apañaba para subirme todo el invento cuando ya iba rebasando las cejas. Conclusión: me compro un frontal que se pueda fijar al casco. La ventaja es que este trajín me impidió tener miedo, estaba demasiado ocupada intentando ver por dónde iba.

De 1  a 100, de 100 a 1 y de 1 a 100. Un rato después ocurrió que empezó a amanecer. Ocurrió que empecé a llorar. Es automático, amanece y lloro ¡Joder, si casi no puedo andar! pero lloro. Y me como mis mocos. me los como más que antes porque se recogen en el trapo negro este que llevo enganchado en la nariz y que apesta. Y constato que en mi cuerpo hay agua de sobra para producir lágrimas al por mayor, tan deshidratada no estaré…Estoy segura de que14 pasos más adelante a Toñi le pasa igual.

La luz lo transforma todo.

Tres seres diminutos caminan sobre un glaciar, espectadores de la vida que son.

Observo que, dentro de un rato, el sol calentará mis manos y mis pies.

Observo que estoy a la altura de un sinfin de cumbres blancas.

Observo que transito por un mundo hostil para la vida humana.

Observo las funciones vitales que soy, un pálpito, una respiración, un gas, un pis, un moco, una lágrima, un pensamiento…

Observo las emociones que soy, el miedo, la precaución, la exaltación , la impotencia…

Observo el deseo que soy

No entiendo mi deseo. No necesito ni quiero entenderlo. Es absurdo y me basta.

De 1 a 100, de 100 a 1 y de 1 a 100. Si me doy cuenta de que no sé por dónde iba retomo por cualquier lado, a veces por el 1, a veces por el 100, a veces por el 37 para el 36 o para el 38. Es un mantra donde no cabe el miedo superfluo. si hablo o me hablan interrumpo la cuenta y luego sigo por cualquier lado. De 1 a 100, de 100 a 1.

Observo que falta el tramo más corto y empinado. También el segundo tramo de escalada, pero ahora se ve.

¿Cómo explicar que a pesar de respirar y peerme -que ambas cosas tienen que ver con el aire-, que a pesar de las emociones, de los sentimientos, de las lágrimas, somos minerales?

Igual que el agua líquida, helada o evaporada es oxígeno e hidrógeno, la gente somos minerales. Es una tontería, pero es lo que siento. Y lloro porque me da toa la gana. Y me como los mocos porque no puedo hacer otra cosa.

Eso de que se ve es relativo, porque el casco empuja el fontal, que va apagado pero aún no me lo he podido quitar y me sigue apretando los sesos, y el frontal baja la visera que casi siempre está por debajo de mis cejas.

Lo de los dos piolets ha estado tirado si se compara con lo del casco, el frontal y la visera.

No me cuesta clavar los piolets pero sí desclavarlos. en eso me doy cuenta que no sé. Estoy agotada. algunas veces me tengo que parar un poquito. Toñi me espera 14 pasos más arriba. Nos damos el abrazo de cumbre. Lloramos mucho mejor que respiramos. Y nos vamos despacito por esos 5 minutos de la suave arista cimera. Estoy asombrada y maravillada de estar aquí, de ser aquí. Tres invitados en el paraiso. Hoy sólo hemos sido 3 lxs invitadxs en el paraiso, a una noche y un día perfectos.

Nosotr@s es la única forma personal posible.

La bajada fue recrearnos en la belleza de ese día perfecto. Batimos el récord de lentitud de bajada (asombrosamente no de subida, je) Hicimos un inventario de grietas y bolondrones.

Había gente escalando en el Ranrapalca.

Gracias a la vida, a la Pachamama, a quienes alguna vez acompasaron sus pasos a los míos, al micromachine Dani, a quien camina 14 de mis pasos por delante o por detrás.

Fue llegar a la tienda y ponerme a recoger y sentir que no podía respirar. Menos mal que estoy aprendiendo a no echarme cuenta, es que me aburro…Déjate de tonterías, que a 5100 te sobran pulmones y lágrimas.

Aún quedaba bajar al campo base.



Este blog personal es propiedad de
Adriana García

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