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CINCO MUJERES Y UN DESTINO

La tonta la loma
Publicado de en Sin categoría · 20 Agosto 2015
Los grandes cambios, mari, prefieren presentarse por la puerta de atrás. No tienen costumbre de llamar fuerte y claro a la puerta y presentarse según le abres, como la buena educación aconseja. Pum, pum. Le abres. “Buenos días. No me conoces pero si me acoges seré un gran cambio en tu vida”. Mari, y ya tú decides si exclamar “¡Encantada de conocerte!” y le das dos besos o si le das con la puerta en las narices.


Pero dime tú, que llama ese cambio a tu puerta, así a bocajarro ¿Dónde lo pones? Chiquilla, si a mi no me da tiempo de ná.


Claro que las del bloque se lo pasan pipa. Si se presenta el genio del cambio igual le puedo pedir que me convierta en una de las niñas del segundo ¡Me dan una envidia! Estudiantes. La bulla que me entró a mi por formar una familia. Tener los niños joven. Como si me fuera a faltar tiempo. Ahora sí que me falta, hasta para teñirme las canas. Míralas, tan jóvenes. Estudiar digo yo que estudiarán porque lo que es la rubita se pasa el día con el macuto del gimnasio a cuestas y mirándose en el espejo del ascensor. Todo el día en el gimnasio y coge el ascensor para subir al segundo ¿Qué querrá verse con veinte años y sin haber parido? Que se queda la barriga como una gaita y llena de costurones. A quien le hace falta falta el gimnasio también le falta el tiempo para ir. Aunque cada vez que me veo el costurón me acuerdo de lo bonita que es mi Mariquilla. Dieciocho horas achuchando para que al final me la sacaran. Para esto, en vez de un genio, tendría que llamar a tu puerta una máquina del tiempo y mira, mari, lo que es yo, prefiero tenerlo ya hecho.


Ahora que África sí que se lo monta bien, con la empresa esa que ni me entero de lo que es. No la he visto nunca trabajando. Tendrá horario de mañana, como yo. Por la tarde sí, está debajo del bloque patinando muchos ratos. La veo cuando llevo a Currito a danza o a Mariquilla al fútbol, a tirones, los lunes y miércoles. Me han dicho que es muy bueno para su educación. O los martes y jueves cuando los llevo al inglés. Ella también da clase de idiomas pero de español para extranjeros. Está de voluntaria en Málaga Acoge y la veo pasar patinando y comiendo gusanitos que es la base de su alimentación. Luego a la vuelta la veo pasar con los patines colgando del hombro y enganchada del moreno de turno. Su altruismo no tiene límites y se entrega en las clases particulares y es que eso en la intimidad cunde más. La interculturalidad a fondo. Que para esto hace falta tiempo, entrega, vocación y capacidad ¡Lo que está haciendo esta chica por la integración! Vaya, que como sea ese cambio el que llame a mi puerta, paso. Que aquí el problema no es dónde pongo al cambio sino dónde pongo a los niños y a mi Manolo, que no será tan moreno pero mira, mari, nosotros nos entendemos porque hablamos la misma lengua.


Aunque bien mirado lo de tener los niños joven tiene sus ventajas porque ahí está la Sole, todo el día dale que te pego a ver si se preña, con la cantinela esa de que se le pasa el arroz. Que no acabo de tener claro lo que quiere decir esto ¿Que pasada una edad te salen los niños blandos o que eso ya no hay quien se lo coma? Metáfora se llama eso pero ya podían esmerarse un poco y hacerlas más claritas. Porque digo yo que si fuese que ya no puedes preñarte no sería que se te ha pasado el arroz, sería que se te ha gastado ¿no? Pero de todas las del bloque, la verdad, esta es la que mejor se lo monta. Con lo que le gusta hablar a esa mujer, digo yo como la canción “Quien te puso Soledad qué poco te conocía”. Porque no se para quieta: bailar, viajar, leer, actuar y estudia que te estudia. Yo no sé para qué estudia tanto si dice que dejó el centro de salud porque allí sólo podía hacer de matasanos y que a ella lo que le gusta es sanar. Lo que yo creo es que eligió estar sana ella porque a nada que trabajes ya no te da tiempo, mari. Ésta sí que lo ha hecho bien. Le gusta todo y lo hace todo, menos trabajar, que no le gusta. Y además se dedica en cuerpo y alma a procrear sin tener que aprender idiomas, sin tomar precauciones y sin conseguirlo. Lo ha bordao ¡Eso sí que sería un cambio! Te digo yo que como a ese cambio le de por llamar a mi puerta le digo “Pase, pase, señor cambio, hasta el fondo”.


Es que estoy viendo que a este ritmo no me va a quedar tiempo para realizarme. Como a Custodia, que por fin descansa en paz. Una vez que todos los que ha ido cuidando sucesivamente han muerto, ella, por fin, puede descansar en paz. Porque eso no será un trabajo pero ni dormir tranquila podía. Que eso no hay dinero que lo pague y lo quieren despachar con 6 € la hora. A lo peor es que nos empeñamos en llevar la corriente y en dedicar nuestra vida a quienes agotan la suya. Puede que sea más lógico fomentar el muerto al hoyo y la viva al bollo que enterrarnos en vida para alargar qué. Aunque Custodia no se quejaba y hasta se formó, como si en vez de enseñar tuviera que aprender a cuidar. Lo hacía con la misma alegría con que ahora se ha entregado a todas las actividades que se cruzan en su camino. Es que, según he leído en las revistas, no hay realización posible para las mujeres sin trabajo, pero con trabajo tampoco, eso te lo digo yo, mari. Yo trabajo, única y exclusivamente, por dinero. Dime capitalista si quieres. Y me encantaría hacer tropecientas que no me da tiempo, entre otras cosas porque trabajo.

Y es que yo no sé si lo de poner un gran cambio en tu vida es un deseo o una putada. Será por eso que los cambios, cuando llegan, prefieren entrar por la puerta de atrás.

(Este texto lo escribí como ejercicio del taller Arquiescritura de interiores, de la escuela Relatoras)




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Adriana García

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